Durante las décadas de 1960 y 1970 las y los jóvenes fueron adquiriendo mayor protagonismo, tanto en nuestro país como en el mundo. Distintos sucesos internacionales, como el Mayo francés, la guerra de Vietnam y la Revolución cubana, dieron impulso a la movilización de las juventudes.
En Argentina, en mayo de 1969, estudiantes y trabajadores protagonizaron la manifestación más importante de la década: el Cordobazo. En ese marco, entre fines de los ‘60 y principios de los ‘70, emergieron distintas organizaciones políticas y grupos contraculturales, que sostenían críticas al sistema capitalista, el imperialismo y a la forma en que se distribuía la riqueza. Desde los distintos partidos, los centros de estudiantes, las fábricas, los movimientos culturales, las iglesias y el mundo del rock, las y los jóvenes cuestionaron el orden instituido.
Las personas que la dictadura persiguió, encarceló, secuestró, torturó y desapareció en su mayoría eran jóvenes, que con sus distintas militancias, desafiaban las prácticas y valores autoritarios que el gobierno dictatorial y sus cómplices civiles defendían y pretendían perpetuar.
Gran parte de las hijas e hijos desaparecidos que las Madres buscan desde entonces estudiaban, trabajaban y participaban en organizaciones políticas, sociales, sindicales, en espacios culturales, barrios, fábricas, escuelas y universidades, y formaban familia, tenían hijas e hijos. Formaban parte de un colectivo heterogéneo, vital, atravesado por un clima de época que buscaba transformaciones políticas.
Las Madres, primero, se organizaron para buscarlas y buscarlos, luego para pedir justicia y de esta manera se fueron apropiando del legado de esa lucha que tenía como horizonte una sociedad más justa, igualitaria y solidaria.