El 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, fue la fecha elegida por las Madres para realizar la Marcha de la Resistencia. La primera comenzó ese día del año 1981 y duró 24 horas. Las Madres estuvieron acompañadas por familiares y amigos, con las calles valladas y custodiadas por las Fuerzas Armadas.
Fue la primera de varias manifestaciones realizadas en esa fecha. Con el tiempo se convirtió en un ritual que aún hoy continúa, junto con la movilización del 24 de marzo que comenzó en el año 1985. Actualmente, un amplio sector de la sociedad marcha junto a los organismos de derechos humanos: miles de personas acompañan a las Madres levantando la extensa bandera con las fotos de las personas desaparecidas.
En las marchas se escucha “Madres de la plaza, el pueblo las abraza”, “30.000 compañeros detenidos-desaparecidos presentes, ahora y siempre”. A lo largo de los años, se sostienen consignas que se han ido transformando con el tiempo en función de las demandas. Las más emblemáticas desde los inicios fueron “Aparición con vida”, “Castigo a los culpables” y “Memoria, Verdad y Justicia”, expresadas en fotografías, banderas y pancartas.
La lucha de las Madres se expresó en las calles, en los tribunales, en las iglesias, en los despachos oficiales, entre otros. Sus reclamos siempre estuvieron orientados a la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Conocer qué sucedió con sus hijas e hijos, el juicio de los represores, en contra de toda forma de impunidad, la defensa de la democracia y la construcción de la memoria colectiva.
A partir del impulso que tuvieron las políticas de memoria desde el año 2003, las Madres acompañaron al Estado en el desarrollo de políticas de memoria. Esto permitió, entre otras cosas, iniciar el proceso de recuperación de sitios donde funcionaron los Centros Clandestinos de Detención, muchos de ellos constituidos como espacios para la memoria y la recordación de las víctimas del terrorismo de Estado.