Madres de Plaza de Mayo nació en abril de 1977. Movilizadas frente a la desaparición de sus hijas e hijos a manos de la dictadura iniciada tras el golpe de Estado del año anterior, cada una había comenzado su propia búsqueda. Tras encontrarse con las negativas oficiales, al darse cuenta de que eran muchas quienes estaban en la misma situación, comenzaron a reunirse en la Plaza de Mayo y en iglesias para encontrarse, compartir información y diseñar estrategias colectivas de acción y denuncia.
Al principio eran sólo catorce mujeres, a ellas fueron sumándose cada vez más, aunando fuerzas para la búsqueda.
En aquel momento regía en el país el estado de sitio y la prohibición de reunirse, por lo que en esas juntadas en la Plaza de Mayo recibían amenazas y la orden policial de “circular”. Eso las llevó a iniciar lo que, tiempo después, se convertiría en uno de sus principales símbolos de lucha: las rondas en torno a la pirámide central de la Plaza de Mayo. De a dos, tomadas del brazo, fueron “circulando”, creciendo y construyendo.
En diciembre de 1977, tres de las Madres fundadoras, Esther Ballestrino de Careaga, María Eugenia Ponce de Bianco y Azucena Villaflor de De Vincenti fueron secuestradas junto con algunos colaboradores en la Iglesia de la Santa Cruz.
A pesar de ese golpe, las Madres siguieron adelante en la tarea de denuncia, llevando sus reclamos a escala nacional e internacional, de la mano de otros organismos y representantes del movimiento de derechos humanos.
Las Madres ya llevan más de 40 años de lucha, interviniendo en diferentes situaciones de conflicto y vulneración de derechos y constituyéndose como uno de los principales referentes en materia de derechos humanos a escala nacional, regional e internacional. Desde sus profundos dolores de madres, se consolidaron como un actor político de peso en la arena pública, ineludible y profundamente necesario para la lucha por la defensa y ampliación de derechos.